El saltimbanqui Chavez ya no sabe que hacer.


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Posted by Tapando el sol con un dedo? Es mejor con una CORTINA DE HUMO. Pobre Bravo Pueblo. on April 07, 19102 at 07:58:23:

In Reply to: Hugo Chávez F y las FARC, descarada relación posted by Pedro on April 05, 19102 at 06:25:12:

Abril 6 de 2002

EL TIEMPO
EL TIEMPO confirma presencia de las Farc en Venezuela
JINETH BEDOYA L., ISMAEL ENRIQUE MEDINA y DIEGO JOSÉ
SUÁREZ, Enviados especiales de EL TIEMPO

A solo 35 minutos de camino de la frontera de Colombia, en
territorio venezolano, EL TIEMPO encontró un campamento de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc). El
comandante 'Darío' aseguró que están de paso y que el presidente
Hugo Chávez no lo sabe. Sin embargo, los 50 subversivos que
fueron encontrados viven allí en construcciones con teja de zinc y
hasta tienen ganado en un corral.

Este campamento fue encontrado en una de las tres zonas
recorridas por los reporteros de EL TIEMPO en frontera
colombo-venezolana, desde el Catatumbo hasta Machiques. En
cada una de ellas encontraron pruebas de la presencia de
insurgentes de las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (Eln).

Con este recorrido se pretende dar luces a la polémica que, sobre
la presencia de la guerrilla en Venezuela, puso en jaque la semana
que termina a las relaciones entre Bogotá y Caracas. Mientras el
presidente Hugo Chávez dijo con furia: "es una gran mentira". La
cancillería de Colombia le respondió: "hay serios indicios".

El comandante Darío

Tras contactar a un jefe subversivo de mediano rango en la región
de El Zulia (Norte de Santander), este diario penetró en compañía
de los insurgentes a territorio venezolano y llegó hasta uno de sus
campamentos.

Por muchos caminos las Farc ingresan a Venezuela y avanzan
hasta el punto Río de Oro, donde tienen su campamento más
grande y donde se encontraría el comandante Grannobles, quien
salió de la antigua zona de distensión para instalar el Bloque Catatumbo.

Partiendo del caserío El Milagro, a 300 metros de la frontera con Venezuela, bastan 35 minutos para llegar a el
ranchito, puesto de avanzada de las Farc, que según el comandante Darío, jefe de guerrilla, es "solo un lugar de
paso".

Pero este lugar de paso tiene dos construcciones en madera, una con techo de zinc, y un corral con 20 vacas.
La maleza y los pertrechos que se observan, dan la sensación de que la enramada como la llama Darío, fue
levantada hace mucho tiempo.

Hay por lo menos 50 guerrilleros. Algunos visten de civil y en botas de caucho, pero todos con el brazalete con
la bandera de Colombia y las iniciales Farc.

"Cero fotos. Nuestro paso es transitorio y el camarada Chávez no tiene nada que ver en esto. Él no sabe que
estamos aquí, y nos ha tocado entrar, pero son pocos metros, porque los paracos no nos dejan transitar por
Colombia", asegura Darío mientras toma la grabadora y la cámara.

Insiste en que sólo tras la ruptura de los diálogos con el Gobierno cruzaron la frontera, pero que tienen prohibido
hablar al respecto por orden del secretariado.

"La prensa armó escándalo porque, insisto, son pocos metros". Pocos metros que pasan del kilómetro y medio
y son sobrevolados por helicópteros de la aviación venezolana que, según los esporádicos habitantes de la
región, desde enero pasan a diario.

La reunión en la puerta del campamento no dura más de 20 minutos. "Tiene que irse porque tenemos prohibido
dejar acercar civiles y mucho menos periodistas". En el camino de vuelta, cinco hombres que vienen en sentido
contrario advierten que los chulos (Ejército), les pisan los talones y los paracos los localizaron en La 88.

En la línea de frontera, mientras tanto, las autodefensas del Bloque Catatumbo, vigilan. Desde El Milagro hasta
La Gabarra, los 500 hombres del comandante Camilo están prestos a impedir el reingreso de las Farc. Dos: las
despensas

Cientos de kilómetros al norte, desde el lado de Venezuela, y más cerca de la frontera con la Guajira, otro
periodista llega y la población lo recibe con pruebas documentales.

Una carta del Ministerio del Interior y Justicia que le fue entregada a productores de Machiques, un población a
45 kilómetros de la frontera, asegura que hay "presencia de diversos grupos armados en nuestro territorio
fronterizo" (ver facsímil) y le pide a los ganaderos de la región apoyo para "resguardar nuestra frontera
venezolana".

La carta forma parte del dossier que le prepararon varios productores de Machiques al general José Antonio
Rosendo, jefe del comando unificado de las Fuerzas Armadas, quien debía reunirse con ellos el viernes pero les
falló la cita.

También tienen en su poder cartas manuscritas de "guerrilleros" pidiéndoles colaboración con víveres y
productos de limpieza (ver facsímil).

La gente de la zona asegura que le guerrilla ha estado por aquí hace mucho rato. Adonai Martínez, presidente de
Fegalago en Maracaibo, dice que hace muchos años los guerrilleros pasaron la frontera: "pruebas fehacientes
son los secuestros y la extorsión que conoce todo el mundo".

Agrega que las zonas boscosas de la frontera han sido un "aliviadero temporal" de la guerrilla, pero no se
compromete a asegurar que hay campamentos fijos.

Para Nelson Villalobos, dirigente de Maracaibo, "desde hace más de 20 años están entrando y saliendo y en el
pasado hubo acuerdos con la guardia para detectarlos. Los únicos que ahora parece no saberlo son los
militares".

En Machiques, sin embargo, Fabricio Rincón, presidente de los ganaderos, y Luis Elías Martínez, otro dirigente
gremial, reconocen que desde hace unos seis meses se acabaron los secuestros y el abigeato. Justo,
interpretan algunos otros, meses después de la charla que tuvieron con altos funcionarios del Gobierno, para
exigir seguridad.

Unos kilómetros más hacia la frontera y a solo 15 minutos por río a suelo colombiano, está El Cruce, una
localidad con sólo 60 casas, pero con ocho grandes despensas (supermercados), que abastecen a "camiones
350".

En El Cruce también se venden tarjetas para llamadas a larga distancia como arroz. Una sola persona adquiere
a veces hasta 20 de 10.000 bolívares (27.800 pesos). La venta también es buena en Machiques. Un comprador
pidió en una sola tanda 100 pares de botas. Tres: para 500 guerrillos

En Caño Blanco (Venezuela), a dos horas y media de Tibú (Norte de Santander), el olor putrefacto de cebollas,
tomates y lechugas, llevó a ubicar el viernes un presunto nuevo campamento de las Farc, que se suma a los dos
denunciados por el Ejército colombiano la semana pasada.

El lugar, con capacidad para 500 hombres, está por carretera a dos horas y media de Tibú (Norte de Santander),
en medio la maleza y los mosquitos.

EL TIEMPO llegó al lugar apoyado en un equipo Geoposicionador Satelital (GPS) que marca las coordenadas
geográficas, pues no hay líneas físicas divisorias.

El recorrido arrancó en Tibú a través de una carretera destapada que muere a diez kilómetros de la frontera, en el
sector de El Milagro, donde hay 15 viviendas abandonadas tras los combates del 20 de marzo. Se asemeja a un
pueblo fantasma, pues de sus 140 habitantes solo quedaron unos 20.

Don Julián N, de 50 años, cultiva yuca y arroz y asegura que se quedó: "porque tengo la conciencia tranquila y
sólo me dedico al trabajo sin comprometerme con nadie". Recuerda que la guerrilla llegó el 15 de marzo, hizo un
retén y quemó varios vehículos. Cree que venía de la extinta zona de distensión, "porque por aquí no habían
molestado desde hace mucho rato".

Sus paisanos, cuenta, observaron sorprendidos cómo cientos de guerrilleros se movilizaron hacia Venezuela en
tres buses de la empresa Trasán, varios carros de Ecopetrol y de transportadores de la región.

EL TIEMPO siguió a pie la ruta que tomaron los subversivos: una hora y diez minutos después, el GPS indica la
llegada a la línea imaginaria que divide a los dos países.

Al ingresar a territorio venezolano se pisan tierras del sector de Caño Blanco, del estado Zulia. A medida que se
avanzaba, un olor penetrante fue dominando el ambiente hasta que se llegó a un nuevo campamento transitorio
que presuntamente fue construido por las Farc y distinto de los otros dos denunciados por las autoridades.

Alimentos descompuestos, rastros de rudimentarias camas y empaques de productos de aseo personal,
quedaban en el lugar.

A sólo 200 metros de distancia del campamento permanece abandonado el campero Toyota, con placas de
Bogotá, en el que habrían escapado varios guerrilleros el día de los combates. El vehículo está incinerado. El
panorama es desolador, similar al del lado colombiano.



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